miércoles, 28 de noviembre de 2012

Iris Blanco Moral


Hola! 
A continuación voy a introducir en el blog parte del trabajo grupal.
Trata sobre la motricidad,historia, concepto y la motricidad fina y gruesa. 



Historia de la Psicomotricidad
En los primeros tiempos de la Época Contemporánea la psicomotricidad estaba unida al ámbito terapéutico y de estudio para la atención de niños disminuidos por lesiones cerebrales y otros problemas como: dislexia, disgrafía, discalculia, por lo que se empleaba en la reeducación y readaptación de los niños que presentaban trastornos relacionados con el aspecto motriz. 
Posteriormente fue evolucionando gracias a estudios y trabajos de autores como Wallon, Pieget, Vigotsky, Luria y Gessell, entre otros, quienes se interesaban en indagar sobre el desarrollo madurativo del niño con base en determinados aspectos psicomotores y de socialización. 
En Francia,  a través de la Educación Física, surgen intentos por llevar al ámbito evolutivo el producto de los resultados obtenidos en el reeducativo, puesto que, para poder comprender las perturbaciones y trastornos en los niños con problemas, se realizaban estudios a niños normales. Autores como: Picq y Vayer, le Boulche, Lapierre, Aucouturier, entre otros, participaron en esta labor, además de Zazzo, De Costallat, Lagrange, y de Quirós, quienes establecen relaciones entre psicomotricidad y aprendizaje.
Entre los precursores de la psicomotricidad se encuentran J. Ajuriaguerra, cuyos trabajos continúan siendo un instrumento de referencia y quien, entre otras cosas, definió algunos aspectos de la obra de Wallon, destacando la función central de comunicación del tono, del dialogo tónico. 
La psicomotricidad, recibe aportes de diversas disciplinas como la biología, la psicología, la medicina y la pedagogía, entre otras, por lo que existen numerosas corrientes que responden a las diferentes teorías y concepciones, a distintos marcos referenciales, que actúan con distintas posibilidades en varios ámbitos sociales con diversos fines y métodos; pero tienen algo en común.” La reacción a la visión dualista cuerpo-mente”, y con el convencimiento de que para llegar al desarrollo pleno de la persona es necesario tener en cuenta todas las capacidades del niño: mentales, afectivas, sociales, corporales y espirituales, para que evolucione hacia la integración en una “unidad”, siendo esta, la afirmación clave de la psicomotricidad.

Concepto de Psicomotricidad:
Hay diversos enfoques relacionados con la concepción de la psicomotricidad, hasta el punto de que no existe una definición única y universalmente aceptada, a continuación mostramos algunas de ellas.
Según Schrager (1979): Se entienden por psicomotricidad a la educación del movimiento o por medio del movimiento, que preocupa una mejor utilización de las capacidades psíquicas: el juicio, el razonamiento, la imaginación y la abstracción, también consideradas capacidades intelectuales, así como la atención y la memoria, que son calificadas mas como capacidades psíquicas que intelectuales, y la afectividad y la personalidad que son independientes del intelecto. Por medio de esta relación es posible considerar que, aunque la base de la psicomotricidad sea el movimiento, este no es solo una actividad motriz, sino también una actividad psíquica consciente, que es provocada ante determinadas situaciones.

Rossel (1983):
Plantea que la educación psicomotora es la educación del control mental de la expresión motora.

Ajuriaguerra(1985):
 La psicomotricidad es la realización del pensamiento a través del acto motor preciso, económico y armonioso. Se concibe como un acto motor por la acción provocada de un estimulo que origina una respuesta.
Chockler (1988):
Toda actividad humana es esencialmente psicomotriz y para su puesta en marcha se articulan diferentes sistemas anatomo-fisiológicos , patológicos y sociales de gran complejidad que interactúan determinando una particular manera de ser y de estar en el mundo, de relacionarse con la realidad, con las personas, con el espacio, con los objetos para satisfacer las necesidades biológicas, afectivas, culturales y sociales del hombre.

 Concepto actual de Psicomotricidad:
 El término "psicomotricidad" integra las interacciones cognitivas, emocionales, simbólicas y sensorio-motrices en la capacidad de ser y de expresarse en un contexto psicosocial.
La psicomotricidad desempeña un papel fundamental en el desarrollo armónico de la personalidad.
Partiendo de esta concepción se desarrollan distintas formas de intervención psicomotriz que encuentran su aplicación, cualquiera que sea la edad, en los ámbitos preventivo, educativo, reeducativo y terapéutico.




Conceptos de psicomotricidad:

De Lièvre y Staes (1992):
La psicomotricidad es un planteamiento global de la persona. Puede ser entendida como una función del ser humano que sintetiza psiquismo y motricidad con el fin de permitir al individuo adaptarse de manera flexible y armoniosa al medio que le rodea. Puede ser entendida como una mirada globalizadora que percibe las interacciones tanto entre la motricidad y el psiquismo como entre el individuo global y el mundo exterior. Puede ser entendida como una técnica cuya organización de actividades permite a la persona conocer de manera concreta su ser y su entorno inmediato para actuar de manera adaptada.

Gª Núñez y Fernández Vidal (1994):
La psicomotricidad es la técnica o conjunto de técnicas que tienden a influir en el acto intencional o significativo, para estimularlo o modificarlo, utilizando como mediadores la actividad corporal y su expresión simbólica. El objetivo, por consiguiente, dela psicomotricidad es aumentar la capacidad de interacción del sujeto con el entorno.

Berruezo (1995):
La psicomotricidad es un enfoque de la intervención educativa o terapéutica cuyo objetivo es el desarrollo de las posibilidades motrices, expresivas y creativas a partir del cuerpo, lo que le lleva a centrar su actividad e interés en el movimiento y el acto, incluyendo todo lo que se deriva de ello: disfunciones, patologías, estimulación, aprendizaje, etc.

Muniáin (1997):
La psicomotricidad es una disciplina educativa/reeducativa/terapéutica, concebida como diálogo, que considera al ser humano como una unidad psicosomática y que actúa sobre su totalidad por medio del cuerpo y del movimiento, en el ámbito de una relación cálida y descentrada, mediante métodos activos de mediación principalmente corporal, con el fin de contribuir a su desarrollo integral.




La Motricidad puede clasificarse en Motricidad Fina y Motricidad Gruesa.


PSICOMOTRICIDAD FINA:



La motricidad fina comprende todas aquellas actividades del niño que necesitan de una precisión y un elevado nivel de coordinación.

Esta motricidad se refiere a los movimientos realizados por una o varias partes del cuerpo, que no tienen una amplitud sino que son movimientos de más precisión.

Se cree que la motricidad fina se inicia hacia el año y medio, cuando el niño, sin ningún aprendizaje, empieza a emborronar y pone bolas o cualquier objeto pequeño en algún bote, botella o agujero.

La motricidad fina implica un nivel elevado de maduración y un aprendizaje largo para la adquisición plena de cada uno de sus aspectos, ya que hay diferentes niveles de dificultad y precisión.

Para conseguirlo se ha de seguir un proceso cíclico: iniciar el trabajo desde que el niño es capaz, partiendo de un nivel muy simple y continuar a lo largo de los años con metas más complejas y bien delimitadas en las que se exigirán diferentes objetivos según las edades.

Los aspectos de la motricidad fina que se pueden trabajar más tanto a nivel escolar como educativo en general, son:

-Coordinación viso-manual.
-Motricidad facial.
-Motricidad fonética.
-Motricidad gestual.







Desarrollo de la Motricidad Fina:

El desarrollo de la motricidad fina es decisivo para la habilidad de experimentación y aprendizaje sobre su entorno, consecuentemente, juega un papel central en el aumento de la inteligencia. Así como la motricidad gruesa, las habilidades de motricidad fina se desarrollan en un orden progresivo, pero a un paso desigual que se caracteriza por progresos acelerados y en otras ocasiones, frustrantes retrasos que son inofensivos.

Infancia (0- 12 meses):
Las manos de un niño recién nacido están cerradas la mayor parte del tiempo y, como el resto de su cuerpo, tienen poco control sobre ellas. Si se toca su palma, cerrara su puño muy apretado, pero esto es una acción de reflejo inconsciente llamado el reflejo Darwinista, y desaparece en un plazo de dos a tres meses. Así mismo, el niño agarrara un objeto puesto en su mano, pero sin ningún conocimiento de lo que está haciendo.

Aproximadamente a las ocho semanas, comienzan a descubrir y jugar con sus manos, al principio solamente involucrando las sensaciones del tacto, pero después, cerca de los tres meses, involucran la vista también.
La coordinación ojo-mano comienza a desarrollarse entre los 2 y 4 meses, comenzando así un periodo de práctica llamado ensayo y error al ver los objetos y tratar de tomarlos.

A los cuatro o cinco meses, la mayoría de los niños pueden coger un objeto que este dentro de su alcance, mirando solamente el objeto y no sus manos. Llamado "máximo nivel de alcance.” Este logro se considera un importante cimiento en el desarrollo de la motricidad fina.
A la edad de seis meses, los niños pueden coger un pequeño objeto con facilidad por un corto periodo, y muchos comienzan a golpear objetos. Aunque su habilidad para sujetarlos sigue siendo torpe, adquieren fascinación por tomar objetos pequeños e intentar ponerlos en sus bocas.
Durante la última mitad del primer año, comienzan a explorar y probar objetos antes de cogerlos, tocándolos con la mano entera y ocasionalmente, empujarlos con su dedo índice.
Uno de los logros motrices finos más significativos es el tomar cosas usando los dedos como tenazas (pellizcado), lo cual aparece normalmente entre las edades de 12 y 15 meses.

Gateo (1-3 años):


Desarrollan la capacidad de manipular objetos cada vez de manera más compleja, incluyendo la posibilidad de marcar el teléfono, tirar de cuerdas, empujar palancas, darle vuelta a las páginas de un libro, y utilizar crayones para hacer garabatos.

En vez de hacer solo garabatos, sus dibujos incluyen patrones, tales como círculos. Su juego con los cubos es más elaborado y útil que el de los niños más pequeños, ya que pueden hacer torres de hasta 6 cubos.

Preescolar (3-4 años):
Las tareas más delicadas que enfrentan los niños de preescolar, tales como el manejo de los cubiertos o atar los cordones de los zapatos, representan un mayor reto al que tienen con las actividades de motricidad gruesa aprendidas durante este periodo de desarrollo.

Para cuando los niños tienen tres años, muchos ya tienen control sobre el lápiz. Pueden también dibujar un círculo, aunque al tratar de dibujar una persona sus trazos son aún muy simples.
Es común que los niños de cuatro años puedan ya utilizar las tijeras, copiar formas geométricas y letras, abrocharse botones grandes, hacer objetos con plastilina de dos o tres partes. Algunos ya pueden escribir sus propios nombres utilizando las mayúsculas.


Edad Escolar (5 años):
Para la edad de cinco años, la mayoría de los niños han avanzado claramente más allá del desarrollo que lograron en la edad de preescolar en sus habilidades motoras finas.

Además del dibujo, niños de cinco años también pueden cortar, pegar, y trazar formas. Pueden abrochar botones visibles.







Coordinación Viso-Manual:
La coordinación manual conducirá al niño al dominio de la mano. Los elementos más afectados, que intervienen directamente son:

-la mano
-la muñeca
-el antebrazo
-el brazo


es muy importante tenerlo en cuenta ya que antes de exigir al niño una agilidad y ductilidad de la muñeca y la mano en un espacio reducido como una hoja de papel, será necesario que pueda trabajar y dominar este gesto más ampliamente en el suelo, pizarra y con elementos de poca precisión como la punta de los dedos.


Coordinación Facial:
Este es un aspecto de suma importancia ya que tiene dos adquisiciones:
1.- El del dominio muscular
2.- La posibilidad de comunicación y relación que tenemos con la gente que nos rodea a través de nuestro cuerpo y especialmente de nuestros gestos voluntarios e involuntarios de la cara.
Debemos de facilitar que el niño a través de su infancia domine esta parte del cuerpo, para que pueda disponer de ella para su comunicación. 
El poder dominar los músculos de la cara y que respondan a nuestra voluntad nos permite acentuar unos movimientos que nos llevarán a poder exteriorizar unos sentimientos, emociones y manera de relacionarnos, es decir actitudes respecto al mundo que nos rodea. 

Coordinación fonética:
La coordinación fonética es un aspecto dentro de la motricidad muy importante a estimular y a seguir de cerca para garantizar un buen dominio de la misma.
El niño en los primeros meses de vida:
Descubre las posibilidades de emitir sonidos.
-No tiene sin embargo la madurez necesaria que le permita una emisión sistemática de cualquier sonido ni tan siquiera la capacidad de realizarlos todos.
Ha iniciado ya en este momento el aprendizaje que le ha de permitir llegar a la emisión correcta de palabras.
Este método llamará la atención del niño hacia la zona de fonación y hacia los movimientos que se hacen lentamente ante él, posibilitando la imitación como en tantas otras áreas; el medio de aprender será imitar su entorno.
Poco a poco irá emitiendo sílabas y palabras que tendrán igualmente una respuesta, especialmente cuando no se trate de una conversación sino de un juego de decir cosas y aprender nuevas palabras, hacer sonidos de animales u objetos.
Hacia el año y medio el niño:
-Puede tener la madurez para iniciar un lenguaje.
-No contendrá demasiadas palabras y las frases serán simples.

Y ya habrá iniciado el proceso del lenguaje oral en el mejor de los casos podrá hacerlo bastante rápidamente.
Estos juegos motrices tendrán que continuar sobre todo para que el niño vaya adquiriendo un nivel de conciencia más elevado.

Entre los 2-3 años el niño:
-Tiene posibilidades para sistematizar su lenguaje, para perfeccionar la emisión de sonidos.
-Y para concienciar la estructuración de las frases y hacerlas cada vez más complejas.

Al final del tercer año quedarán algunos sonidos para perfeccionar y unas irregularidades gramaticales y sintácticas a consolidar.
Todo el proceso de consolidación básica se realizará entre los tres y cuatro años, cuando el niño puede y tendrá que hablar con una perfecta emisión de sonidos y por consiguiente con un verdadero dominio del aparato fonador.
El resto del proceso de maduración lingüística y de estilo se hará a la larga en el transcurso de la escolarización y la maduración del niño.
Coordinación Gestual:


Las manos:
 Diadococinesias

Para la mayoría de las tareas además del dominio global de la mano también se necesita también un dominio de cada una de las partes: cada uno de los dedos, el conjunto de    todos ellos.
Se pueden proponer muchos trabajos para alcanzar estos niveles de dominio, pero tenemos que considerar que no lo podrán tener de una manera segura hasta hacia los 10 años. 

Dentro del preescolar una mano ayudara a otra para poder trabajar cuando se necesite algo de precisión. Hacia los tres años podrán empezar a intentarlo y serán consientes de que necesitan solamente una parte de la mano. Alrededor de los 5 años podrán intentar mas acciones y un poco mas de precisión.

5. Motricidad gruesa infantil
Es la capacidad del hombre de generar movimiento por sí mismos con una adecuada coordinación y sincronización entre todas las estructuras que intervienen en el movimiento.
Su estudio sigue un amplio análisis del desarrollo de un ser vivo, desde su fecundación hasta la vejez. Investigan todas las etapas, causas y efectos, de un acto motor, dando explicación a todo lo relacionado con el movimiento del ser vivo.
 Lo más importante para evitar complicaciones a nivel neurológico es el ambiente en el que se desarrolle naturalmente el pequeño. La recomendación es que los padres sepan las necesidades afectivas del bebé, eviten ser permisivos o restrictivos y fomenten el juego.
La capacidad del bebé para responder a incentivos es evidente cuando mueve la cabeza hacia los lados, busca un estímulo visual y responde a un sonido. A los 2 meses, las primeras estiradas de mano para alcanzar un juguete o tocar un móvil representan avances en la motricidad gruesa. A los 4 o 5 se gira de un lado para otro y dentro de poco, se mantendrá de rodillas para alcanzar un objeto.
Los masajes son lo más importante a la hora de desarrollar destrezas en el pequeño. Tocar las partes de su estructura física, mencionar su nombre y aclarar su función son un estímulo extra.
Los recién nacidos distinguen manchas, así que se recomienda que los objetos que manipulen sean de color blanco y negro. Los estímulos no deben ser más pequeños que su mano para evitar que lo introduzca a la boca. Además, la forma y las texturas deben ser variadas para que más adelante interactúe sin miedo con otras cosas y personas.
Si el niño no desarrolla secuencialmente la motricidad en las extremidades superiores, será un niño con problemas para escribir, al que le resulta difícil  colorear, trabajar con papel, con plastilina, que no tolera la textura, no trabaja con témperas y no maneja bien las tijeras.
Otro fallo se dará porque perderá el equilibrio con facilidad y tendrá dificultad para practicar deportes como el patinaje o montar bicicleta.  Así mismo, se le obstaculizará saltar en un pie o coordinar movimientos con el balón.


La motricidad gruesa comprende todo lo relacionado con el desarrollo  cronológico del niño especialmente  en el crecimiento del cuerpo y de las habilidades psicomotrices.
Desarrollo del niño:
El control motor grueso es importante en el desarrollo del bebe, el cual puede refinar los movimientos, descontrolados, aleatorios e involuntarios a medida que su sistema neurológico madura.
Control cefálico, arrastrarse y gatear, volteos, ponerse de pie y caminar, sentarse, subir y bajar escaleras, correr y saltar, estimulación del área de motricidad gruesa
 El siguiente objetivo es el volteo. Su importancia radica en que, además de favorecer el control del cuerpo y del equilibrio, es uno de los indicadores de la curiosidad del niño y su motivación por descubrir nuevas sensaciones y por trasladarse de un sitio a otro.
Cuando un niño es capaz de sentarse, su perspectiva del mundo cambia. Las cosas no son iguales vistas cuando se está echado que cuando se está sentado. Además, se tiene más control del cuerpo, más equilibrio y las posibilidades de manipular objetos se multiplican.
Si bien es importante una adecuada adquisición del gateo, es más importante saber que algunos niños no gatean. Lo fundamental desde el punto de vista de su desarrollo global es que el niño se desplace, del modo que sea, y que sienta interés por su entorno.
El siguiente gran objetivo en este área es la deambulación, es decir, el caminar. Para ello, el niño debe obtener un alto nivel de equilibrio, así como vencer el peso de su cuerpo, siendo necesario pasar por una serie de fases previas, una de ellas suele ser el ponerse de rodillas.
Son actividades que exigen un gran sentido del equilibrio y una gran seguridad y confianza en uno mismo. A menudo a los niños les gusta subir a los muebles, a los sofás, y avanzar sobre escalones. Se debe dejar que los niños realicen todas estas actividades, muy beneficiosas para ellos y además divertidas.
Lo importante es que las lleven a cabo con supervisión, que no es lo mismo que con sobreprotección. Jugar a saltar con otros es una actividad que suele gustar, así como bailar y cualquier actividad que implique moverse. Es importante reforzar siempre que el niño realiza un esfuerzo, y felicitarle por lo bien que salta o se mueve.

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