GESTO PICTÓRICO. Revista semestral. PHAROS, arte, ciencia y
tecnología.
Este artículo nos introduce en el entender la obra de arte
más como vivencia expresiva que como una simple ilustración de nuestros
sentimientos.
A comienzos del S.XX se inicia una nueva forma de entender
la obra pictórica, como consecuencia del surgimiento del arte abstracto. Hasta
este momento el arte pictórico consistía solamente en describir una escena de
origen histórico, mitológico o cotidiano. Así, la función expresiva de los elementos
plásticos como la pincelada o el pigmento, era ignorada en la lectura de la
obra.
“Arte no es lo que tu puedas ver sino lo que puedas hacer
ver a otros” E. Degas.
Un gran suceso que ocurre en el taller de Kandinsky es
cuando, al entrar en él, tropieza con un cuadro que le deja perplejo. La razón
de su asombro fue que el cuadro, a pesar de su belleza, no tenía figura alguna
que justificara esta belleza. Este hallazgo condujo a la aparición de “la
pintura abstracta”.
El descubrimiento de la carga expresiva inherente a los
elementos plásticos provoca desde mediados del sigo XIX un contemplación de la
obra que implica una animación simultánea y recíproca entre el espectador y el
objeto de visión.
“El espectador se acostumbró demasiado a buscar la coherencia
externa de los distintos elementos… excepto la vida interior del cuadro y el
efecto sobre su sensibilidad”, (Kandinsky 1980).
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